Mes 1: Dibujos En Un Día Gris

El día empezaba a tornarse gris a lo largo de la tarde. En pocos minutos, las nubes cubrían el cielo como un manto de algodón oscuro, creando una ligera capa de llovizna que caía sobre la ciudad, formando pequeños charcos en las aceras. El aire estaba impregnado de un aroma a tierra mojada, y el sonido de las gotas de lluvia repiqueteaba contra las ventanas era casi hipnótico. La gente caminaba apresurada, con paraguas en mano, buscando refugio en los portales de las tiendas o bajo los aleros de los edificios. Mientras tanto, en una pequeña cafetería situada en la esquina de la avenida principal, un chico y una chica estaban sentados frente a frente, compartiendo una mesa junto a la ventana. La luz tenue del local creaba un ambiente acogedor que contrastaba con la melancolía del exterior, un agradable aroma a café inundaba la estancia, y la conversación era agradable. Había pasado más de una hora, cuando hizo acopio el poco valor que era capaz de reunir a pesar de su timidez, y con una mezcla de nerviosismo y entusiasmo sacó una carpeta de su mochila. En sus manos se podía apreciar un ligero temblor mientras la abría, revelando una serie de dibujos cuidadosamente guardados. 

En los ojos de ella se apreciaba cierta curiosidad a la vez brillaban con interés, preguntándose qué historias se escondían detrás de esos trazos de lápiz y tinta. El chico respiró profundamente, pues estaba apunto de revelar una parte de su mundo interior nunca antes había mostrado a nadie. Instantes antes de mostrarle los dibujos, levantó la vista y encontró la mirada de la chica. 

—Espero que te gusten —dijo con una sonrisa tímida.

Su acompañante asintió ansiosa por descubrir las maravillas que él había creado. La joven observaba aquellos dibujos con gran detenimiento, daba la impresión que las líneas trazadas con tinta negra sobre el papel blanco la transportaban otro mundo. Rápidamente se dio cuenta de que cada imagen que veía  pertenecía a una  posible vivencia experimentada por él.

En el primer dibujo, se apreciaba un bosque que daba la impresión de estar encantado, con árboles retorcidos y hojas parecían susurrar secretos al viento. Ella podía sentir la frescura del aire y el crujir de las ramas bajo sus pies mientras exploraba ese lugar mágico. Sin embargo, el segundo dibujo mostraba un barco navegaba por un mar tormentoso, donde las olas se alzaban amenazantes, y el capitán mantenía la mirada firme en el horizonte. La chica estaba convencida que esas aguas agitadas revelaban algo más que no había querido plasmar, cosa que aumentaba su curiosidad. El último dibujo era el mas íntimo de los tres, pues representaba a dos personas sentadas en un banco del parque, bajo unos árboles que anunciaban el otoño, mientras se apreciaba a los protagonistas compartiendo risas y miradas cómplices. Al instante sus labios esbozaron una leve sonrisa al ver aquella pintura, pues tenía la esperanza de que algún día encontraría a alguien con quien compartir momentos así, aunque todavía no era consciente de que ya lo había encontrado. 

Transcurrido un tiempo los nervios en el chico eran más que patentes, pues esperaba impaciente su reacción. Muchas preguntas viajaban por su cabeza: ¿Qué pensará de mis sus dibujos? ¿Le gustarán? ¿Le harán sentir algo especial? ¿Estaré haciendo el ridículo? En este lapso de tiempo, pensó en recoger la carpeta y salir corriendo, pero algo le frenó. Pasados unos minutos la chica finalmente alzó la vista y en busca de los ojos de su expectante acompañante. 

—Tus dibujos son hermosos —dijo con sinceridad; Cada uno cuenta una historia diferente, y me gustaría saber la historia completa. 

Estas palabras tranquilizaron al artista, y con una confianza digna de mención, sonrió y comenzó a contar la historia. Pasó el tiempo mientras compartían sus pasiones, sus sueños... Siendo el germen de una bonita amistad. Así, con el paso de los meses, su conexión se transformó en algo mas profundo. Juntos exploraron nuevos horizontes, enfrentaron desafíos y celebraron alegrías, y en medio de los días grises y soleados, fueron tejiendo su historia con hilos de confianza, risas y amor.



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