La Niña De La Ventana II


Parte II

La Cripta

Poco a poco los ojos de Malcom se iban acostumbrando a la oscuridad, y conforme iba avanzando se iba haciendo una ligera idea de donde podía estar. Mientras andaba por aquél angosto pasillo, se daba cuenta de que no le gustaba estar en ese lugar. Aunque sabía que había llegado su hora, no acababa de aceptarlo. Cuando llegó a lo que parecía un antigua sala, el miedo lo volvió a paralizar al darse cuenta que la niña ya no estaba con él.

Aquella sala débilmente iluminada era un lugar oscuro. Cosas extrañas ocurrían en su interior pero eso Malcom lo ignoraba. Una pequeña corriente de aire frio, se colaba a través de una puerta vieja situada en el extremo opuesto de la sala, parecía que era la única salida. Aterrado nuestro amigo, dispuesto a abandonar ese sombrío lugar, se dirigió corriendo hacía la puerta. Si el miedo le hubiese dejado pensar con claridad, se habría dado cuenta de que esa habitación era su sentencia, una trampa de la que ya no había retorno. Justo cuando estaba llegando a la puerta escuchó un ruido sordo, y una trampilla se abrió bajo sus pies.

Malcom ignoraba cuanto tiempo había estado cayendo, pensaba que se encontraba a muchos metros de la sala, pero en realidad solo estaba a 4 metros del nivel anterior.  Se incorporó lentamente y anduvo hasta topar con algo. Cual fue su sorpresa al descubrir que se trataba de una pared de ladrillos. La cabeza le daba vueltas, ya no sabía ni siquiera donde estaba. Una vez que consiguió poner en orden sus ideas y darse cuenta de que ya no podía volver atrás, echo andar por el único camino que veía accesible.

Llevaba andado un largo trecho cuando sus ojos distinguieron una tenue luz. Con más prudencia que antes aceleró el paso, hasta llegar a una nueva estancia. Desde el umbral de la puerta escudriñó la habitación. Las paredes estaban llenas de estanterías con libros antiguos, en el centro había una mesa que tenia poco polvo encima, con lo que Malcom dedujo que alguien había estado allí no hace mucho. Siguió recorriendo la sala con la mirada hasta que descubrió aterrado que es lo que iluminaba aquel lugar. Encima de la puerta, en una ventana, estaba la niña con un candelabro. 

En realidad Malcom no sabía porqué esa niña que parecía tan dulce le daba tanto miedo. Desde que la vio por primera vez, en la ventana de aquella casa, supo que había llegado su hora. ¿Pero la hora de qué?. No paraba de repetirse constantemente la misma pregunta, a la que no encontraba la respuesta. Aunque había entrado voluntariamente en la cripta, solo quería salir de ese espantoso lugar. Se dirigió hacia la puerta y descubrió para su sorpresa que no tenia cerradura, ni picaporte alguno. Abatido y desilusionado se sentó en el suelo, y ahí se quedo.

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