Manuel lo tuvo todo. Presidente de la mayor empresa de la ciudad, una mansión y un concesionario al que solía llamar "garaje"... Pero cuanto más alto se sube más grande es la caída. Investigaciones por fraude, deudas millonarias, posesión de drogas, más una serie de delitos de diversa consideración... Que lo obligaron a pasar una temporada en la sombra, y ahora sobrevive como puede.
La historia de Juan Antonio no es tan lujosa, funcionario del estado y típico padre de familia, casado felizmente con su novia de la infancia. Todo un ejemplo de como una mala decisión, puede arruinar 32 años de matrimonio. Su vida ahora, una miseria tras el divorcio. Pero al menos tenía un techo para dormir.
Luego tenemos a Enrique, el macarra del lugar, aficionado a buscar bronca por las noches. Aunque en realidad lo único que ha encontrado ha sido tres costillas rotas y un brazo roto.
El camarero parece el más normal de los presentes, siempre y cuando obviemos su pasado. A los 13 años, cogió una mochila con ropa y se marchó del hogar sin mirar atrás. Como alma en pena vagó por el mundo intentando buscar algo con lo que ganarse la vida. Sin embargo, lo único que encontró fue alguna que otra casa poco segura, los cajeros de las gasolineras, y a los agentes de policía en numerosas ocasiones. Pero poco a poco parece remontar el vuelo.
En cuanto a mí, tan solo soy un dramaturgo frustrado en busca del éxito que nunca llega. ¿Por qué estoy aquí entre tanta 'miseria'? Pues todo empezó con una simple frase:
- Una copa de resoli, por favor.