Ese Gran Director

Como dice Jaime Gil de Biedma en su poema "No volveré a ser joven". Cuando se es joven pretendes llevarte la vida por delante. Tienes infinidad de sueños y de proyectos que quieres llevar acabo, planeas que quieres llegar a ser; donde quieres trabajar; si te quieres casar o no... En definitiva realizas un guión con la idea llevar a cabo. Pero no te das cuenta que eso a ti no te compete, ya que no somos los escritores de de nuestra vida si meros actores dirigidos por un gran director.

La obra de teatro fluye sin que te des cuenta, como granos de arena resbalando sin tener capacidad de retorno, como escenas fugaces que están condenadas a vagar en una sola dirección. Poco a poco esos sueños, esos proyectos que no sabias que estaban a merced del director, se van cumpliendo o no. A veces entre bastidores te lamentas: Ojala hubiese esto o lo otro, ojala hubiese llegado antes o no hubiese realizado...

Y cuando parece que la obra esta marchando como tu quieres, las escenas son de tu agrado y parece que nada va a cambiar, hay esta el que dirige para dar un giro argumental, para cambiarte los planes, hundirte parcialmente lo que habías realizado y obligarte a volver a empezar. Llegados a este punto recordando el final del poema, asumes que “envejecer, morir, es el único argumento de la obra”.


Share: