Existe una injusta decisión que me impide llegar a ti, barreras y muros que protegen mi corazón. Aunque los sentimientos dan argumentos a la razón, esta se protege para que las defensas se mantengan intactas. Aun así mis sentimientos buscan el desafío, alargan las manos temblorosas en busca de las tuyas al otro lado de del muro, anhelando acariciar las yemas de tus dedos.
Pero entrelazar tus manos con las mías, fundirnos en un abrazo alma con alma, se torna imposible. La razón se hace fuerte y contra eso no hay nada que hacer, no puedo derribarlo, haga lo que haga, diga lo que diga, esa fortificación sigue ahí, fuerte y alta, como si los antiguos la hubiesen edificado para proteger un tesoro que temo que sea saqueado.
Abandonar la fortaleza se está convirtiendo en una necesidad, no quiero quedarme en un limbo donde nada avanza y todo se mantiene estable hasta el punto de que pueda perderme esos los momentos felices a tu lado.
LCR
