El ritmo que lleva el mundo suele ser
trepidante. Un día más o un día menos; una semana arriba o una
semana abajo; las manillas del reloj pasan de un extremo a otro en
cuestión de segundos. De repente nos vemos envueltos en una
atmósfera asfixiante, llena de tareas, de reuniones, de clases, de
trabajo... Lo cual nos exige ir a toda pastilla sin permitimos una
tregua, unos minutos para descansar.
Y es que a veces necesitamos parar,
respirar, y mirar a nuestro alrededor para ver lo que nos rodea. Ya
que a menudo debido a la velocidad impuesta; nos perdemos detalles;
gente que tienes al lado que puede guardar un tesoro y no te has
parado a conocer; paisajes que no te has dado cuenta que han estado
siempre ahí o rincones maravillosos de tu ciudad que nunca has
tenido tiempo para explorar.
Por eso te digo frena, respira y parate
a disfrutar de los pequeños detalles que te rodean: Conoce a esas
personas, disfruta de esos paisajes, explora dichos rincones... No te
pierdas cosas por ir demasiado deprisa.