El Talismán Maldito

Coronando una escarpada cima, cuya falda estaba cubierta con árboles nudosos de aspecto fantasmal, se alzaba un viejo castillo, hogar de un hombre temido por todos. Durante siglos ha contemplado imperturbable aquel terreno salvaje y accidentado, sirviendo de hogar y fortaleza a un linaje más viejo que los muros cubiertos de mugo. Algunos de sus antiguos torreones notaban el paso del tiempo, castigados durante generaciones por las batallas y tormentas, muy pocos quedaban en buen estado. En tiempos pasados aquella fortaleza fue una de las mas temidas y formidables construcción realizadas en la época feudal. Desde las aspilleras de sus parapetos y escarpadas almenas, muchos señores fueron desafiados, sin embargo, ningún invasor pudo pisar sus hermosos salones, saquear las riquezas que atesoraba.

Los lugareños del pueblo mas cercano al castillo no podían entender como aquel hombre había dejado atrás a su mujer y sus hijos y cuando poseía, para vivir en semejante fortaleza, oculta entre las montañas. Cualquiera habría dicho que llevaba una vida de ensueño, con familia, lujos y una casa que muchos envidiarían. No obstante, un buen día decidió mudarse a aquel lugar y no volver a tener contacto con la civilización. Los más ancianos achacaban esa decisión a un perturbado amigo que anduvo con él en la juventud. 

Así transcurrió el tiempo, encerrado en ese imponente alcázar sin la compañía de nadie, rodeado de aquellos libros, de los cuales cualquier erudito con dos dedos de frente se hubiera alejado. Asolado por aquella magia negra se vio alcanzado por la enfermedad de la mente y conducido  por sus ansias de poder,  agotando sus últimos asativos de lucidez, escribió una carta a su esposa pidiendo verla a ella y a sus hijos. Pues no quería marcharse sin desvelarles el oscuro secreto que le había permitido alcanzar al éxito y que a la vez, había sido el motivo de su aislamiento. Con recelo y no sin antes tomar sus precauciones su esposa aceptó, y realizando los preparativos oportunos, se puso en camino.  El viaje hacia la cima no fue fácil, la guardia que acompañaba a ella y a sus hijos, tuvo que dejar a los caballos en la falda de la montaña. Transcurrida una hora de marcha, divisaron la escalofriante fortaleza, y él los esperaba en la puerta. Con una sonrisa perturbadora a la que apenas que quedaban ocho dientes, les invitó a pasar. 

Dentro les confesó que tenía en su poder un talismán, que en tiempos pasados había pertenecido a un poderoso hechicero, y mediante su amigo el alquimista había caído en su poder. Un objeto poderoso capaz de conseguirle todo lo que deseaba a cambio de el alma de un hombre bueno. Después de esta revelación se quedó callado, el talismán estaba, ávido de de sus almas, y el lo sabía.  Al intuir el peligro los guardias se lanzaron contra él con la intención de matarlo, pero la voluntad del artefacto es caprichosa, y el rencor se apodero de los guaridas provocando que se hirieran a traición y de maneras brutales, hasta que ninguno quedó con vida. Su familia quedó petrificada al ver tan sangrienta escena, lentamente fueron cayendo uno a uno, hasta que fundiéndose en un amargo beso con su esposa, todos quedaron reducidos a cenizas.

 


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