El Caballero Andante
La Carta A Las Estrellas
Sumida en esa vorágine de soledad, María buscaba un poco de esperanza. La ciudad estaba toda iluminada y la música navideña presente en cada uno de los hogares, pero ella se sentía como un lugar totalmente diferente. Al cabo de un rato, se dio cuenta de que no quería dejar que la tristeza ganara esta vez, así que decidió tomar un camino diferente en estas fechas tan señaladas. Sentada junto a la ventana contempló el cielo nocturno, las estrellas parecían lucecitas en la distancia, y pensó en cómo solía escribirle cartas a su marido antes de que él se fuera. Esta vez decidió escribir una carta a las estrellas.
Estimadas estrellas,
Entiendo que son bolas de fuego lejanas, pero también creo que son guardianes de los secretos del universo. ¿Podrían llevar mi mensaje a Juan? Quiero que sea, que lo extraño, y que lo echo de menos. Añoro sus risas, sus abrazos, sus historias, y su recuerdo aun me abraza en las noches frías, donde el desconsuelo se hace presente.
Díganle que la Navidad no es lo mismo sin él. Las luces parpadean, pero mi corazón está apagado. ¿Existe un lugar designado para las personas que nos importan en el cielo? En tal caso, espero que Juan esté ahí, sonriendo y guiñándome un ojo, como la primera vez que nos vimos en aquél parque.
Simplemente hacerle saber, que le encantaría las decoraciones navideñas de la ciudad; los escaparates llenos de magia, y los niños riendo mientras patinan sobre hielo. Pero yo solo quiero que él esté aquí, sosteniendo mi mano. Y aunque a veces me siento sola, intento encontrar alivio en medio de está la quietud. Preguntándome si está Juan con vosotras, mirándome desde lejos.
Queridas estrellas, si alguna vez se cruzan con Juan, díganle que lo amo. Que su amor sigue vivo en mí, como el primer día. Y que, aunque la Navidad tenga un sabor agridulce, siempre habrá un lugar en mi corazón para él.
Con gratitud, María"
María dobló la carta con sumo cuidado y la puso en el alféizar de la ventana. Ya cansada, mientras se metía en la cama, dirigió una ultima mirada al cielo con la esperanza de que las estrellas llevarían su mensaje a Juan.
El Talismán Maldito
Coronando una escarpada cima, cuya falda estaba cubierta con árboles nudosos de aspecto fantasmal, se alzaba un viejo castillo, hogar de un hombre temido por todos. Durante siglos ha contemplado imperturbable aquel terreno salvaje y accidentado, sirviendo de hogar y fortaleza a un linaje más viejo que los muros cubiertos de mugo. Algunos de sus antiguos torreones notaban el paso del tiempo, castigados durante generaciones por las batallas y tormentas, muy pocos quedaban en buen estado. En tiempos pasados aquella fortaleza fue una de las mas temidas y formidables construcción realizadas en la época feudal. Desde las aspilleras de sus parapetos y escarpadas almenas, muchos señores fueron desafiados, sin embargo, ningún invasor pudo pisar sus hermosos salones, saquear las riquezas que atesoraba.
Los lugareños del pueblo mas cercano al castillo no podían entender como aquel hombre había dejado atrás a su mujer y sus hijos y cuando poseía, para vivir en semejante fortaleza, oculta entre las montañas. Cualquiera habría dicho que llevaba una vida de ensueño, con familia, lujos y una casa que muchos envidiarían. No obstante, un buen día decidió mudarse a aquel lugar y no volver a tener contacto con la civilización. Los más ancianos achacaban esa decisión a un perturbado amigo que anduvo con él en la juventud.
Así transcurrió el tiempo, encerrado en ese imponente alcázar sin la compañía de nadie, rodeado de aquellos libros, de los cuales cualquier erudito con dos dedos de frente se hubiera alejado. Asolado por aquella magia negra se vio alcanzado por la enfermedad de la mente y conducido por sus ansias de poder, agotando sus últimos asativos de lucidez, escribió una carta a su esposa pidiendo verla a ella y a sus hijos. Pues no quería marcharse sin desvelarles el oscuro secreto que le había permitido alcanzar al éxito y que a la vez, había sido el motivo de su aislamiento. Con recelo y no sin antes tomar sus precauciones su esposa aceptó, y realizando los preparativos oportunos, se puso en camino. El viaje hacia la cima no fue fácil, la guardia que acompañaba a ella y a sus hijos, tuvo que dejar a los caballos en la falda de la montaña. Transcurrida una hora de marcha, divisaron la escalofriante fortaleza, y él los esperaba en la puerta. Con una sonrisa perturbadora a la que apenas que quedaban ocho dientes, les invitó a pasar.
Dentro les confesó que tenía en su poder un talismán, que en tiempos pasados había pertenecido a un poderoso hechicero, y mediante su amigo el alquimista había caído en su poder. Un objeto poderoso capaz de conseguirle todo lo que deseaba a cambio de el alma de un hombre bueno. Después de esta revelación se quedó callado, el talismán estaba, ávido de de sus almas, y el lo sabía. Al intuir el peligro los guardias se lanzaron contra él con la intención de matarlo, pero la voluntad del artefacto es caprichosa, y el rencor se apodero de los guaridas provocando que se hirieran a traición y de maneras brutales, hasta que ninguno quedó con vida. Su familia quedó petrificada al ver tan sangrienta escena, lentamente fueron cayendo uno a uno, hasta que fundiéndose en un amargo beso con su esposa, todos quedaron reducidos a cenizas.
La Pieza de Musica
Son las ocho de la mañana y los rayos del astro rey se cuelan por la ventana de la cocina. Un dulce aroma a café y tostadas, inunda la estancia. Con la mirada perdida en el horizonte, Felipe planifica el día, dispone de poco tiempo para entregar la pieza, y sin más tiempo que perder se sienta frente a su piano dejando que sus dedos tomen el control. El principio es suave y lento; a medida que avanza la jornada el tempo se acelera. El allegro que marcó el inicio del mediodía, suena con fuerza a lo largo de toda la tarde, tornándose en andante conforme el sol deja paso a su hermana menor. Hace ya un rato que los rayos del astro plateado bañan el hermoso piano, y Felipe con una sonrisa en los labios dando por finalizada la sesión, dirige la mirada a la luna, dándose cuenta de que ha compuesto