Error De Compilación

“Hago el método, compilo, subo el código, entrego la tarea y me voy a casa", piensa en voz alta mientras teclea en una pantalla negra. Todo parece marchar como lo había planeado, La tarea estará a tiempo según lo previsto. Pobre iluso, la pantalla muestra un error, hay algo que no está funcionando correctamente. "¿Como es posible?", murmura entre dientes. Había seguido meticulosamente su rutina, y debería ir según lo previsto.

Pero allí estaba, sentado delante de la pantalla con el código quebrado, como un castillo de naipes golpeado por un vendaval. Por enésima vez revisa la documentación, las palabras parecen bailar ante sus ojos, burlándose ante su frustración. “¿Qué hice mal?”, se pregunta. Las teclas crujen bajo sus dedos, como si también compartieran su ansiedad. Sin embargo, con cada corrección solo empeoraba más las cosas. El error seguía, persistiendo, como un fantasma que se negaba a abandonar su código. 
 

 
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El Caballero Andante

Donde vas caballero andante, 
con tan flamante armadura. 
Las damas ya no esperan tu socorro
pues sus corazones no están en apuros. 
 
 Los castillos de antaño tan imponentes y altos,
 ahora yacen en ruinas, maltrechos y olvidados. 
 Sus torres lucían como testigos mudos de hazañas pasadas, 
 Se alzaban como monumentos de una gloria, ya ahora desvanecida. 
 
Mas tú, valiente caballero,
 que sigues tu camino, persiguiendo quimeras y sueños divinos. 
Tú, de corazón inquebrantable y ardiente
que vas en busca la justicia, la verdad y lo trascendente.
 
¿Dónde está la dama que aguarda tu gesta? 
 ¿En qué rincón del mundo se espera tu respuesta? 
Quizás en un bosque de hojas doradas,
 o en el susurro del viento entre las almenaras. 
 
 No temas, caballero,
tu locura es tu fuerza y tu lanza es tu voz 
aunque los molinos, solo de viento son, 
tú los enfrentas como gigantes, con gran fervor.
 
 Y, aun así, cabalgas en busca de historias y leyendas, 
sin que te importe el qué dirán. 
Porque en tu corazón, la llama de la aventura arde, 
y a cada paso, eres una leyenda, un mito, un estandarte. 
 
LCR



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La Carta A Las Estrellas

Otro año más, todo son melodías entrañables por estas fechas. Las canciones que normalmente producen alegría, y ganas de estar en familia, a María solo se producían tristeza y desasosiego. No soportaba salir a pasear y ver todos esos escaparates decorados con adornos de navidad; pasar por el parque y ver a padres con sus hijos jugando y riendo. Simplemente deseaba que la navidad pasara rápido. No era raro que la vieran de vez en cuando llorando en plena calle, sin motivo alguno <<¿Qué tipo de sostén pueden tener aquellos que carecen de amor?>> Se preguntaba. Una vez más, pasaría la nochebuena sola, como los últimos 3 años, desde que su marido falleció,  en aquél fatídico accidente.

Sumida en esa vorágine de soledad, María buscaba un poco de esperanza. La ciudad estaba toda iluminada y la música navideña presente en cada uno de los hogares, pero ella se sentía como un lugar totalmente diferente. Al cabo de un rato, se dio cuenta de que no quería dejar que la tristeza ganara esta vez, así que decidió tomar un camino diferente en estas fechas tan señaladas. Sentada junto a la ventana contempló el cielo nocturno, las estrellas parecían lucecitas en la distancia, y pensó en cómo solía escribirle cartas a su marido antes de que él se fuera. Esta vez decidió escribir una carta a las estrellas.
 
Estimadas estrellas,

Entiendo que son bolas de fuego lejanas, pero también creo que son guardianes de los secretos del universo. ¿Podrían llevar mi mensaje a Juan? Quiero que sea, que lo extraño, y  que lo echo de menos. Añoro sus risas, sus abrazos, sus historias, y su recuerdo aun me abraza en las noches frías, donde el desconsuelo se hace presente.

Díganle que la Navidad no es lo mismo sin él. Las luces parpadean, pero mi corazón está apagado. ¿Existe un lugar designado para las personas que nos importan en el cielo? En tal caso, espero que Juan esté ahí, sonriendo y guiñándome un ojo, como la primera vez que nos vimos en aquél parque.

Simplemente hacerle saber, que le encantaría las decoraciones navideñas de la ciudad; los escaparates llenos de magia, y los niños riendo mientras patinan sobre hielo. Pero yo solo quiero que él esté aquí, sosteniendo mi mano. Y aunque a veces me siento sola, intento encontrar alivio en medio de está la quietud. Preguntándome  si está Juan con vosotras, mirándome desde lejos.

Queridas estrellas, si alguna vez se cruzan con Juan, díganle que lo amo. Que su amor sigue vivo en mí, como el primer día. Y que, aunque la Navidad tenga un sabor agridulce, siempre habrá un lugar en mi corazón para él.

Con gratitud, María"


María dobló la carta con sumo cuidado y la puso en el alféizar de la ventana. Ya cansada, mientras se metía en la cama, dirigió una ultima mirada al cielo con la esperanza de que las estrellas llevarían su mensaje a Juan.





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El Talismán Maldito

Coronando una escarpada cima, cuya falda estaba cubierta con árboles nudosos de aspecto fantasmal, se alzaba un viejo castillo, hogar de un hombre temido por todos. Durante siglos ha contemplado imperturbable aquel terreno salvaje y accidentado, sirviendo de hogar y fortaleza a un linaje más viejo que los muros cubiertos de mugo. Algunos de sus antiguos torreones notaban el paso del tiempo, castigados durante generaciones por las batallas y tormentas, muy pocos quedaban en buen estado. En tiempos pasados aquella fortaleza fue una de las mas temidas y formidables construcción realizadas en la época feudal. Desde las aspilleras de sus parapetos y escarpadas almenas, muchos señores fueron desafiados, sin embargo, ningún invasor pudo pisar sus hermosos salones, saquear las riquezas que atesoraba.

Los lugareños del pueblo mas cercano al castillo no podían entender como aquel hombre había dejado atrás a su mujer y sus hijos y cuando poseía, para vivir en semejante fortaleza, oculta entre las montañas. Cualquiera habría dicho que llevaba una vida de ensueño, con familia, lujos y una casa que muchos envidiarían. No obstante, un buen día decidió mudarse a aquel lugar y no volver a tener contacto con la civilización. Los más ancianos achacaban esa decisión a un perturbado amigo que anduvo con él en la juventud. 

Así transcurrió el tiempo, encerrado en ese imponente alcázar sin la compañía de nadie, rodeado de aquellos libros, de los cuales cualquier erudito con dos dedos de frente se hubiera alejado. Asolado por aquella magia negra se vio alcanzado por la enfermedad de la mente y conducido  por sus ansias de poder,  agotando sus últimos asativos de lucidez, escribió una carta a su esposa pidiendo verla a ella y a sus hijos. Pues no quería marcharse sin desvelarles el oscuro secreto que le había permitido alcanzar al éxito y que a la vez, había sido el motivo de su aislamiento. Con recelo y no sin antes tomar sus precauciones su esposa aceptó, y realizando los preparativos oportunos, se puso en camino.  El viaje hacia la cima no fue fácil, la guardia que acompañaba a ella y a sus hijos, tuvo que dejar a los caballos en la falda de la montaña. Transcurrida una hora de marcha, divisaron la escalofriante fortaleza, y él los esperaba en la puerta. Con una sonrisa perturbadora a la que apenas que quedaban ocho dientes, les invitó a pasar. 

Dentro les confesó que tenía en su poder un talismán, que en tiempos pasados había pertenecido a un poderoso hechicero, y mediante su amigo el alquimista había caído en su poder. Un objeto poderoso capaz de conseguirle todo lo que deseaba a cambio de el alma de un hombre bueno. Después de esta revelación se quedó callado, el talismán estaba, ávido de de sus almas, y el lo sabía.  Al intuir el peligro los guardias se lanzaron contra él con la intención de matarlo, pero la voluntad del artefacto es caprichosa, y el rencor se apodero de los guaridas provocando que se hirieran a traición y de maneras brutales, hasta que ninguno quedó con vida. Su familia quedó petrificada al ver tan sangrienta escena, lentamente fueron cayendo uno a uno, hasta que fundiéndose en un amargo beso con su esposa, todos quedaron reducidos a cenizas.

 


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La Pieza de Musica

Son las ocho de la mañana y los  rayos del astro rey se cuelan por la ventana de la cocina. Un dulce aroma a café y tostadas, inunda la estancia. Con la mirada perdida en el horizonte, Felipe planifica el día, dispone de poco tiempo para entregar la pieza, y sin más tiempo que perder se sienta  frente a su piano dejando que sus dedos tomen el control. El principio es suave y lento; a medida que avanza la jornada el tempo se acelera. El allegro que marcó el inicio del mediodía, suena con fuerza a lo largo de toda la tarde, tornándose en andante conforme el sol deja paso a su hermana menor. Hace ya un rato que los rayos del astro plateado bañan el hermoso piano, y Felipe con una sonrisa en los labios dando por finalizada la sesión, dirige la mirada a la luna, dándose cuenta de que ha compuesto


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La Mente

Un día estas tan tranquilo con tu rutina, tu trabajo, tus aficiones y amigos, tu alegría y felicidad... Te sientes bien, intocable, nada parece que pueda amargarte...

Según el filósofo inglés, Thomas Hobbes, "El hombre es un lobo para el hombre", aunque en ocasiones más peligrosa es la mente. Capaz de jugarte una mala pasada cuando estas en tu mejor momento. En ese momento empiezas a pensar negativamente, siendo muy difícil deshacerse de esas cavilaciones  que se meten como espinas casi imposibles de sacar. Se produce el fin de la felicidad, y te acaba condicionando. Tu forma de actuar es acorde a esos pensamientos, tus actos son reflejo de tus sentimientos, hasta que derrumbas.  Parece que eres otra persona distinta ¿De verdad tu personalidad es distinta? No. Inconsciente te has puesto una máscara que cubre tu autentico rostro, aunque parezca imposible de quitar, tan solo es difícil.

Lo mejor de todo, es que sueles estar rodeado de gente que con las herramientas necesarias te ayudara a quitarte la mascara, a levantar esa losa, permitiéndote ser como siempre y no la copia de ti.



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Angustia

El tiempo pasa como un caballo desbocado.
La soga se me va escapando de las manos. 
No sé cómo debo reaccionar.
El final se vuelve incertidumbre, 
el destino es misterio para mí.

Desconozco cómo va a terminar esto.
Nos encontramos en un punto muerto.
¡Dime que no me quieres! 
Mírame a los ojos y dímelo. 
Con esta angustia no puedo vivir. 

Mover ficha debemos, 
aunque eso nos acerque al abismo.
el cansancio ya está haciendo mella, 
yo solo quiero que esto acabe.

LCR



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